2 jun 2013

491-500

491Mónica Monje
Había una vez una mujer enamorada de un escritor. Por ser su musa le dio palabras
...
palabras 
...
a cambio 
...
de puntos 
...
suspensivos.
Maga Uruguaya
Había una vez un mañana detrás del espejo, un pasado entre las manos y un presente al que nadie hacía caso
Charbelí Ramos Chávez
Atole con el dedo
Una vez, en Fairylandia, las hadas madrinas se declararon en huelga. Se rehusaban a cumplir deseos sin que antes se escucharan los de ellas. Como esos cuentos no pueden contarse sin hadas, la industria concedió sus peticiones: dos deseos al año, este cuentimio que protagonizan y unos padrinos mágicos con quienes vivir felices para siempre.
Ricardo Capurro
Había una vez una muchacha que habitaba dentro de sí 
Primer día. La vi la noche de la marea más alta, salir a danzar entre la luna y las fogatas. 
Sus movimientos son gráciles y atentos a cada instante del espacio, como emergiendo de la quietud establecida de un Samadhi. 
El cuerpo se fragmenta millares de veces en tantas veces como instantes que ocurren. Apenas va. Danza toda entera y fragmentaria para no perturbar al vacio. 
Segundo día. Música deltaica en furia improvisada. El jazz es deltaico. Paroxismo. Una torre de guerra. Sus piernas como raíces nudosas de un árbol descomunal parecen arrancarse de lo más hondo y lanzarse al azar como mujeres desnudas locas del deseo. Los brazos: sus puños golpean el aire que se quiebra. Rojo. 
Tercer día. Exhausta. Cae finalmente de bruces, huellan sus labios la tierra partida. 
Su cuerpo respira a bocanadas como dibujando una ola de los mares del sur: Antártica. Pulmones azules, tuberías luminosas, aire fresco, aire ardiente, humedades en su rostro, en sus pechos… en su pubis. Ojos constructores de puentes hacia nosotros, cómplices y contrincantes, coautores, todo es eso, la envoltura se hace una y ya no es ella la que danza, sino que “eso” lo hacía por ella. 
(Meditaba y salió a la geografía deltaica y maldita de mis sueños. Respira. Se incorpora lenta, su mirada inquebrantable me hunde como para empezar a ver… y nos reúne, nos reúne a todos)
Omar Gil Álvarez
Había una vez un leucocito dispuesto a luchar contra el virus de la gripe. Hasta que un compañero le dijo que un ser incapaz de dar vuelta 20 metros sobre sus pasos para recoger una bufanda, no merecía el sacrificio.
Omar Gil Álvarez
Había una vez un árbol que decidió no ser amarillo. Pensaba que al despreciar ostensiblemente el color que el sol más le ofrecía, proclamaría a los cuatro vientos que es posible hacer grandes cosas incluso sin explotar hasta la última gota de los recursos que la naturaleza nos regala.
Mercedes Rodriguez
Buen comienzo de semana! 
bueh, había una vez un hombre nuestro a quien mi hermano médico supo atender. Verán:
Supo mi hermano médico acompañarlo en sus últimos momentos....
Trabajaba en SUAT... estoy recordando mientras escribo el relato de Julio, mi hno...
Espero que mi imaginario aparezca lo menos posible para ser fiel a su relato, que me conmovió hasta las lágrimas...
Y entonces, era tarde y Alberto Wolf, o tal vez no era él? , amigo de Julio, lo llama, tarde en la noche y le dice:
-estamos reunidos con Mateo en casa de...(prometo averiguar quién) y estamos comiendo un asado...venite ya! Mateo está mal.
Conociendo, como todos, su estado frágil de salud, tras años de vino barato suelto Julio sospechaba a qué se enfrentaba y partió sacudido por el dolor.
Al llegar, fue suficiente una mirada para saber lo que vendría...Sus ojos amarillos, su rostro agotado hablaban sin decir.
Tratando de disfrazar lágrimas habló con sus amigos - "dudo que salga de ésta"
Mateo, claro...no tenía mutualista , murió pobre y lleno de música, también lo sabemos todos....
Entonces al Clínicas urgente, pero sin ruido...no había cama. Allá fue julio y le consiguió lugar.
Lo acomodó, le sonrió, le preguntó si precisaba algo...
- Pibe, le dijo Mateo, ya que hiciste tantas te pido una más. No me conseguís un pucho?
Claro que se lo consiguió al toque pero se sintió impotente, conseguirle un pucho, gran cosa!!! para un genio gran cosa... Como estaba a punto de largar el llanto, le dio la mano y Mateo le respondió con un costoso abrazo ...
Cómo olvidarlo, cómo olvidar estos últimos momentos. Pienso en mi hermano y toda esta carga emotiva.
Estaba por cerrar la puerta, entonces Mateo le dijo: - boh, gracias, te veo mañana en la visita?
- Claro dijo julio
Pero sabía, sabía a su pesar que ya no lo vería. 
Así fue, Mateo dejó de existir antes de repetir el abrazo. Julio se mantuvo en silencio y se lo vio triste unos días.
Hoy entiendo porqué, en ciertas ocasiones que llego a su casa, lo escucho, sentado al piano, tocando, intentando, emulando a quien le agradeció un pucho como si de oro se tratase ...
Berenice Gereda
Había una vez un baño caliente que se tiró de los pelos...se puso el cuerpo en el fuego del living y como la garrafa de la estufa taba en la chicoria se calentó la bebida madre de la menor de la casa tal como si fuera el mejor asado uruguayo. Agradeció el alimento y requirió de besos para dormir sus miles de aventuras en el día frió que pasó su hogar...la transmisión del partido se siente a lo lejos y se comienza a mezclar la tibia sábana con las hermosas actividades del glorioso domingo...dos cuerpos esperando ser queridos luego de una jornada perfecta...que silencio...que suspiros
Mercedes Rodriguez

Había una vez un rayo de sol apuntó, disparó,baleó su brazo
lo atravesó
no tocó músculos
ni huesos
solo quiso dejar
de forma brutal
su marca

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