2 jun 2013

661-670

661 Rudy Menéndez
Había una vez un televisor alejado de mi cama, Barnabás Collins que salía de su ataúd y un ojo que miraba con miedo y fascinaciòn mientras el otro se ocultaba entre las frazadas.
Rudy Menéndez
Habían una vez dos monjes que volvían caminando a su monasterio, aún faltaban varios kilómetros para su destino, al llegar a la orilla de un profundo río escucharon los gritos desesperados de una mujer que se estaba ahogando. Uno de ellos se tiró al agua y rescató a la mujer, dejándola en la orilla. Los monjes reanudaron en silencio la marcha y ya casi llegando al monasterio, aquel que había contemplado toda la situación le recriminó al otro el rescate de esa mujer, diciéndole que una de las principales reglas de su orden era no tener contacto con una mujer. El otro lo miró a los ojos y le dijo “yo rescaté y dejé a esa mujer en la orilla del río y me olvidé del asunto en cambio tú aún la llevas encima”.
Alba Maquieira
Había una vez un joven,al que un beso de gratitud convirtió en sapo.Desesperados los suyos buscaron ayuda en la ciencia ,en la oración y en las Hadas.Fracaso total! Su último recurso fue una vieja bruja(ya a punto de retirarse)Venciendo su repugnancia la bruja propinó un cinematográfico beso al sapo-joven.Para asombro general el Joven siguió Sapo,más la bruja devino en una hermosa,escultural mujer...Continuará?
Farid Goushehguir
Había una vez un hombre tan, tan, tan, pero tan, tan, tan pequeño, que apenas cabía dentro de sí mismo.
Charbelí Ramos Chávez
Había una vez una palabra que buscaba desnudarse; cuando por fin lo hizo, resultó insignificante.
Lucia Silveira Swaggy
había una vez un poeta maldito, tan, pero tan maldito era, que los ojos que permanecieran mas de un segundo en los suyos, se perdían en la eternidad, para siempre... pobre del que cayera en sus letras, peor aún; ese si que iría mas allá del infinito...
Maria Cecilia de Antoni
Había una vez un hombre que no entendía nada, o se hacía el gil.
Patricia Gandaria
Había una vez un almuerzo al que fueron como invitados el perro del hortelano, el chivo expiatorio y la gata Flora. El perro ni comió ni dejaba comer, la gata comió y después se quejaba de estar muy llena y le echaron las culpas de todo al chivo. Los tres se fueron del restaurante infelices, y las perdices locas de la vida porque no las comieron.
Patricia Gandaria
Había una vez un desafío que hizo que unas neuronas creativas empezaran a moverse como cucarachitas asustadas, y a veces, sólo a veces, lograban reunirse con un resultado inteligente.
Charbelí Ramos Chávez
Había una vez una camioneta testigo de los asesinatos más crueles en la historia de una ciudad. Cuando le pidieron que testificara, la camioneta se quedó callada. Los habitantes de la ciudad la lincharon y las autoridades, temerosas, declararon que la camioneta muerta era la culpable. Cuando apareció otro cadáver, dijeron que el asesino era un camión imitador.

 

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