611-610
Había una vez un hueco en el estómago que se confundió con
culpa.
Otro día se pensó que era amor.
Al final era solo gastritis.
Había una vez un tercer periodista que se reía de la
verdad. La verdad es que murió de risa.
Había una vez un jet lag infinito: cuando por fin llegó, ya
se había ido.
Había una vez una mujer que se dormía llorando. Se sentía
sola, hasta que encontró un hombre con quien llorar.
Había otra vez un periodista novato que era fiel a la
verdad. Luego la verdad le fue infiel y, por ardido, se fue con las mentiras.
Ahora son su más grande pasión.
Había una vez una viborita
tan fina tan fina que por eso le habían puesto el nombre de Serpentina.
Serpentina, la viborita fina. Fina de cuerpo, fina de modos e infaltable en Charbelí Ramos Chávez
La avaricia de Grandet
Había una vez un hombre que parecía pobre pero sacaba
el cobre a veces para regalarlo a Eugenia.
Y luego ese hombre pobre dejó un sobre para heredarla.
Pobre de Eugenia, que aun rica, vivió una pobre vida por culpa de su padre.
inspirada en Marta La ortiz....
Había una vez una estrella que se apagó para ver a una
luciérnaga...
Había una vez y después hubo otra vez. Pero nunca habrá
otra vez igual.
Había una vez una amiga que por años tuvo que esperar a su
amigo para todo, muchas horas de espera llevaba encima. Pensó que su amigo no
la quería. Muchos años después supo qué él siempre había estado enamorado de
ella, sólo que era un pelotudo...
Había una vez una suposición... qué fea era!
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