2 jun 2013

521-530

521 Mercedes Rodriguez
Había una vez un otro Macondo en el cual se podía correr en el cielo y volar en el césped
Maria Cecilia de Antoni subió un archivo.
Había una vez un refugio en lo alto de la montaña, con una laguna a sus pies. La laguna reflejaba al refugio que allí espejado era más claro, más nítido que él mismo erguido sobre el barranco.Sin velos, cada cosa era lo que era, y la laguna hurgaba hacia adentro, y un grito era un grito, un beso era un beso, tu caricia una caricia, y el golpe dado, el golpe dado.
Cuenta la historia que algunos hombres y mujeres valientes caminaron y treparon por horas, hasta lo de Santiago, para, haciendo equilibrio observarse en tal laguna...
Carolina Berta
Había una vez un miércoles que tenía aspiraciones de estudio, trabajo y hasta de placer. Era un miércoles que pensaba en grande. El pobre no sabía que, esta vuelta, conmigo, no tenía mucha suerte. Como no me gusta tirar abajo sueños ajenos, lo dejé para que lo vaya descubriendo solito.
Mercedes Rodriguez
Había una vez unas manos que guardaron estrellas
las estrellas bostezaban
esperando esa luna
entonces
una noche
de similar cuarto menguante
sopló
y despreocupadas
las muy coquetas
se fueron bailandoy se acurrucaron
en la blanca,tenue luz
Patricia Gandaria
Había una vez una fe que existía gracias a las equivocaciones de la gente, y se ubicaba siempre última. Era la afamada fe de erratas.
Charbelí Ramos Chávez
Había una vez una adicta a internet que, cuando decidió regresar a los medios de comunicación tradicionales, se dio cuenta de que ya no la recordaban más que como cibernauta.
Isabel Figueroa
Había una vez un amor q se convirtió en miedo un miedo q se convirtió en furia una furia q se convirtió en odio, cuando el odio se vio al espejo se pregunto ¿¿¿cuanto habré vivido q de ser amor m converti en odio ???
Carolina Berta
Había una vez una espera angustiosa. Como todas las desesperadas, trepaba por las paredes. Todos trataban de calmarla, de distraerla, de que se pusiera a hacer algo. Yo me senté a su lado y la miré. Que corroyera la pared. Que la derribara, si necesitaba. Cuando terminó, agotada, le cebé un mate, la miré recuperar el aliento, le dije bajito que afuera llovía. Mañana se verá, la pared. Mientras tanto, el silencio nos une.
Maga Uruguaya
Había una vez una chocolatada vespertina con calor a pertenencia.
Gabriela Onetto

Había una vez un volcán que quería desarrollar todo su potencial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario