1 jun 2013

781-790

781 Ana Lima
Había una.... 
- ves que había?

Monica Sanchez
Hhabía una vez una ansiedad que me enfriaba los pies y le ponía. Demasiadas mariposas a mi panza .Entonces llego el dejar fluir y se llevo todo en ese cauce azul y tranquilo lleno de peces dorados.
Había una vez una sala de espera fría donde cada paciente q llegaba tomaba una revista y no se veían. Y de pronto entró un aire cómplice q aflojo y se miraron y muchos sonrieron.
Mónica Suárez
Había una vez una voz, como el agua tibia cayendo por mi espalda, el sabor de una fruta dulce y carnosa, una luna llena de verano, mi cuarto oliendo a jazmines. Entonces vino una muerte y la enmudeció.
Pepe Fainberg
Habia una vez un corazon que juzgaba. 
Pero sus juicios eran ciegos. 
Ciegos pues lo que el corazon juzgaba obvio, casi nunca lo era.
Lo que juzgaba era la verdad, tampoco lo era de forma absoluta.
Lo que juzgaba absoluto, casi nunca era "para siempre".
Lo que juzgaba "para siempre", casi nunca iba mas allá del maniana.
Y lo que juzgaba que llegaria en el dia de maniana, casi nunca llegaba hasta mas alla del momento presente....
Ricardo Capurro
Había una vez un doble y su enemigo.
Otra vez cae la lluvia a cantaros y quiero despertar. Alguien me persigue y es un enemigo. Viene descalzo, da pasos inciertos y está muy rendido. Le tiendo una mano. Es una farsa, viene bien armado y estoy a su merced: he usurpado sus lugares sagrados, expulsado, violado su mujer, su vocación, reproducido su rostro, embaucado de ser, seres divinos, Debo matarte y no puedes hacer nada, Puedo hacer una cosa, Cual, Despertar por la mañana y cubrirte de polvo una vez más.
Un relámpago se invierte, se ilumina a sí mismo. Su estallido eléctrico es irrefutable: el sueño debe continuar. Entonces el sueño grande del retorno continúa y el pequeño enemigo se disipa. 
Reapareció el enemigo y soñé que de nuevo despertaba. Pero no desperté. El enemigo ha sido más veloz: hacía unos minutos que estaba muerto y no sufrí ese crimen.
¡Y por fin me has hallado! Feldespato de la tierra, plancton marino que se disuelve en el agua profunda.
Rudy Menéndez
Había una vez una abuela con una abundante cabellera blanca como la nieve y trazos algo amarillentos, una cocina a leña con desgastados esmaltes y catorce hijos que habràn colaborado para su dureza de trato y su lejanía
Lucy Elena Pradhita
Había una vez un padrecito que todos los días oficiaba la misa de 8 a.m. aprovechaba el sermón para descargar la frustración que sentía pues a la feligresía todos les lavaban el cerebro menos él. ¡Se están durmiendo, despierten! Vayan a ver a la Virgen (no padrecito mejor vemos a la Trevi) Imiten a San José (no padre mejor a Riky Martin o a Julio Iglesias) y así se la pasaba con reproches todo el sermón.
Pero después de pelearse con el laicismo a desayunarse una buena guajolota de chile verde con café o chocolatito. Santas jodas se llevaba este ministro pues su diácono el Toño es un vaquetonazo siervo de San Pazguato, siempre sacándole la vuelta a los tiznasos prefería el culto al Ifone, por allá checando el dato.
Después de pelearse con el más diablo ayudado por Santos y profanos pasa los días el padrecito Amado esperándo de Dios para su alma el eterno descanso
Lucy Elena Pradhita
Había una vez una perrilla chaparra, amarilla criolla de ojos brotados llamada Cesio, que odiaba a los mimados y sangrones gatos, pero cual sería su condena; vivir en casa con cinco gatos. Mientras la miraba su ama disimulaba su desencanto, pero en cuanto se iva; ¡Hay señor, se soltó el diablo! a trochemoche dentelladas, ladridos y trompasos para todos. Nomás se oían las carreras y ladridos tras los esforzados mininos y la Cesillo encantada de cumplir su cometido. A veces sus ladridos más bien eran quejidos cualquier gato le propinaba unos buenos razguñazos en la trufa o en los labios. 
Pero la vida de Cesinillo tenía otro encanto, enamorada de un perro engalanado mezcla de criollo con San Bernardo, ya una vez se dió el flechazo pero su amor fue desesperado gestando la angustia por diferencia de alturas.
Por lo pronto Cesio sigue soñando, en su vívida ensoñación gruñe a los gatos y le chilla a su lejano encanto
Maga Uruguaya
Había una vez un auto lleno de gente que, cada vez que pasaba frente a un cementerio, detenía su marcha y el abuelo rezaba 3 avemarías, 1 padrenuestro y "enpazdescansenamén".

 

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