1 jun 2013
801-810
801 Rudy Menéndez
Había una vez y hay a veces el resplandor de una magia que
el niño tenía y el adulto perdió
Eduardo Melendez
Habia una vez una linda y sencilla melodia, que viajaba,
resonaba en las calles y en las plazas. Entraba por el oido a la gente.
Entonces era cantada, silbada y tarareada. Hacia a la gente que la cantaba,
silbaba, tarareaba, o solo pensaba, recordar lindos momentos de su niñez.
Rudy Menéndez
Había una vez un niño fascinado que entraba a un camino y
se perdía o encontraba en él, adentrándose en un bosque tropical donde los
árboles se juntaban en verdes y amarillos, las montañas de colores se pegaban
al cielo, un caballo pastaba, un hombre sentado frente a su choza esperaba o
solo pensaba y otros u otras dos caminaban. Y no importaba que fuera una
deslucida reproducción en papel colgando de la pared, que un vidrio y un marco
la alejaran, Gauguin reinaba.
Pepe Fainberg
habia una vez un abuelo triste, una abuela infiel, un nuevo
hijo inesperado y esa maldita expresion que dijo el vecino de enfrente: eramos
pocos y pario la abuela!
Kark DelMonte
Había
una vez
Charbelí Ramos Chávez
Había una vez una musa que diariamente acudía a inspirar a
su escritor favorito. Una noche, cuando llegó, el escritor ya estaba dormido.
Paseó por la habitación y, sobre la mesa, encontró un mensaje para ella.
Maga Uruguaya
Había una vez dos niños rehenes de las peleas de sus
padres. Hoy es día de visita y él no le avisó a la madre que los llevará
consigo al juzgado, para que sean testigos de su nueva boda.
Alicia Martínez Robaldo
Había una vez un compañero de escuela que andaba siempre
molestando a las niñas, desatándoles la moña de la túnica y tirándoles del
pelo. En una ocasión en que la maestra se ausentó del salón de clase, tres de
sus víctimas decidieron hacer justicia por mano propia. Una lo tomó de un
brazo, otra, de otro; la tercera se paró en frente, cuidadosamente le quitó los
anteojos y le propinó una soberana cachetada. Al niño se le llenaron los ojos
de lágrimas y se puso rojo como un tomate. Entonces, tomó la cartuchera de una
de las niñas y la aventó contra el pizarrón provocando una lluvia de lápices.
En ese preciso momento entró la maestra al salón, quien, conociendo los
antecedentes del susodicho, se paró firme, y con el brazo y el dedo índice
extendidos señalando la puerta, vociferó: "Fulanito, A DIRECCIÖN!"
Maga Uruguaya
Había una vez un montón de frío agazapado tras la puerta.
(Ya sé, estoy monotemática, ya cambio el disco)
Maga Uruguaya
Había una vez una mujer que fue libre un tiempo pero se
asustó y rápidamente volvió al rebaño. Así permaneció hasta el fin de sus días,
autocensurando todo atisbo de libertad.
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