2 jun 2013

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461Charbelí Ramos Chávez
Había una vez un hombre que constantemente decía "Si volviera a vivir, lo haría todo igual". Cuando murió y en el juicio le preguntaron cuál era el balance de su vida, contestó aquella frase que lo caracterizó siempre. Los dioses, que tenían ganas de divertirse, apostaron entre ellos si de veras lo haría. Lo dotaron de conciencia de la existencia pasada y lo vieron nacer, una vez más, en la misma tierra en que se encontró con el mundo por vez primera. 
Su segunda oportunidad parecía un loop de la primera: las mismas acciones, la misma gente, las mismas novias aburridas. Un buen día, para no perder la apuesta, uno de los dioses le sembró la idea de que tenía que hacerlo todo diferente. El hombre, creyendo que había sido su conciencia, cambió de camino y, cuando llegó la hora de su segunda muerte, dijo: "Si volviera a vivir, lo haría todo igual". Los dioses se sonrieron pues ese era, sin duda, un oxímoron.
Alba Maquieira
HABÍA UNA VEZ UN GLOBO ROJO,GRANDE, HERMOSO.PERO ESTABA INFLADO DE ORGULLO. NO QUERÍA HACER AMISTAD CON LOS OTROS GLOBOS.UN DÍA VIAJÓ AL CIELO Y LO PASÓ COQUETEANDO CON LAS NUBES. HASTA QUE UN MAL RAYO LO PARTIÓ. AHORA ALTERNA CON LAS BOLSA PLÁSTICAS Y PAPELES SUCIOS A UN LADO DEL CONTENEDOR
Maggie Lignan Camarena
Había una vez una mujer que amaba a alguien que no sabía si amarla estaba bien. Ella se entretenía contando historias de libros de pueblo en pueblo como una especie de emisaria del banco de palabras, mientras esperaba pacientemente la decisión de su amor; pero el corazón fue haciéndosele como uva pasa, como si tuviera miedo y entonces se sintió muy confundida porque no estaba segura de que amor y miedo fueran sustantivos que cupieran en el mismo enunciado; aunque quizá sí, ¿por qué no? si la perfección del mundo radica quizá en sus fracturas. Lo que de plano no concordaba en esta historia que nunca contaba eran el abrazo pleno pero inexistente y la "paciencia" que cada tarde le llovía en el rostro.
La Nelson Olveira Rock AndGol
Había una vez un mono con seis penes. Él me cantaba poemas de gesta y yo le acariciaba la barba. Hola. Todo bien? Bien y vos? Impecable, acá saltando la cuerda. Y una noche la princesa maligna dijo: Marosa de Yoryio yo te elijo, ataque de símbolos. Y nos morimos todos. El mono: triste. Y el universo de nuevo, a los piés del caballo merkero.
La Nelson Olveira Rock AndGol
Había una vez un periodista que incurría constantemente en de queísmos cuando realizaba sus alocuciones deportivas, en las que a menudo introducía temas de interés nacional como la seguridad y la educación. Como el Caballo Merkero siempre ha considerado un tipo piola y además un gramático aficionado, tomó la decisión de informarle al periodista de los errores antes mencionados. Luego vino una princesa malvada y susurrando cuatro canciones de los Redondos envío al Caballo a una realidad paralela que desde nuestro mundo solo puede concebirse como la voz del Indio Solari, de quien una vez un ricotero fumado me infomó podía hacer acordes con la voz, y el Caballo Merkero quedó atrapado para siempre allí hasta que el fin de los Días en que Walter y Cerati tendrán una lucha a Muerte.
Berenice Gereda
click,clap,click, clap....y puuuuuuffffffff!!! craashh!!!
Un lunes...6 DE LA MATINA...primer cuerpo sin vida un .....había sido.
FIN
Elizabeth Wojnarowicz
Había una vez una mano con unas ganas bárbaras de escribir pero no le llegaban los impulsos desde la azotea, entonces optó por ponerse a "sentir" con los ojos, los oídos, la nariz, la boca y así de a poquito le fueron surgiendo mil ideas y empezó a escribir sobre sus sentimientos al tener la dicha de disfrutar de sus sentidos.
Yasser Márquez Verástegui
Había una vez una estrella que moría de ganas por conocer la ciudad de México. El tiempo ocurrió, transcurrió y se escurrió hasta el día en que la estrella murió, así sin más, de "ganas", sin siquiera haber divisado aquella megalópolis que en otros tiempos, le contaban sus ancestros, era el "Ombligo de la luna".
Lubenica Disfot
Había una vez una noche de confesión: nunca antes vi ojos hinchados, llenos como bombitas de agua, ojos dormidos, de tristeza acumulada. Nunca antes viví en camas de madera. Dormir con estas pocas ganas, secando la piel, los poros llenos de amor. Nunca antes reviví por un abrazo. 
Enjuago el corazón, lo doblo, lo cuelgo al sol, al lado el ciruelo florecido.
Se desbordó el latón, Y no tengo secaropas, secacorazones...
Lourdes Chávez Sandoval
Había una vez una mujer que conoció a una Maga Uruguaya, después de un tiempo de tratarla la mujer le comentó que estaba triste porque había perdido a sus mejores amigas, se lamentó y le dijo que en adelante no volvería a creer en la amistad. La Maga reflexionó y le dijo: "con mis poderes te digo que he tenido la premonición de que tendrás mejores y más amigas". Pasado el tiempo, la mujer supo que aquella era una Maga de verdad porque el presagio se cumplió tal como se lo dijo.

 

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