2 jun 2013
681-690
681 Rudy Menéndez
Había una vez una abuela petisita y de ojos color cielo que
tiraba las cartas, santiguaba y trataba los males de amores de mujeres que
recurrían en su ayuda. Una cortina ocultaba a mis ojos lo que sucedía en la
habitación de los pases mágicos. Un San Jorge matando al dragón, alguna vela
encendida y hasta una serpiente reseca eran testigos del ritual, algún yuyo con
poderes varios que mi imaginación acrecentaba también participaba. El
encantamiento terminaba con una gran mateada al aire libre, mucha charla de
veteranas y mi degustación de los “martín fierro” que la generosidad de las
visitantes dejaba.
Charbelí Ramos Chávez
Había una vez un roto que esperaba a su descosido.
"Después de todo, me lo han prometido toda la vida". Un día, el roto
se puso unos parches. Posteriormente, con paciencia, fue deshilvanando otra de
sus partes, cuidando que la tela no se volviera a romper. Al cabo de un buen
rato, el trabajo delicado que le tomó tantas horas rindió frutos: él era el
descosido para el roto que un día fue.
Maga Uruguaya
Había una vez mi abuela católica que era novia de mi abuelo
ateo.
Gabriele Ueberfeld
Habia una vez una historia familiar que se repetia siempre
, hasta que un dia 2 se dieron cuenta y..................comieron perdices.
Rudy Menéndez
Había una vez un abuelo
silencioso, muy largo y calvo que una vez al mes salía de su casa. Sus mejores
ropas se ponía, chambergo a la cabeza y bastón que ayudaba a su Pepe Fainberg
Habia
una vez una familia muy adinerada que tenia un jarron de china de la dinastia
Ming. El jarron era muy valioso y se encontraba en exibicion en el salon
principal de la casa. Una vez la hija menor de la familia jugando a la pelota,
lo golpeo y el jarron se cayo y se partio en varios pedazos.
Laura Inés Martínez
Coronel
Había una vez un insecto de luz que escapaba de cierto
lugar de la memoria oscureciendo el alfabeto en todos los idiomas
Maga Uruguaya
Había una vez un anciano huraño que sonrió finalmente al
conocer a su nieto menor.
Maga Uruguaya
Había una vez una mujer con tres hijas cuyo padre se fue y
nunca regresó. Con grandes sacrificios la madre las sacó adelante. Las hijas
nunca olvidaron la lección de orgullo que recibieron aquella navidad, sentadas
a la mesa y haciendo ruido con los tenedores para que los vecinos no supieran
que los platos estaban vacíos.
la noche anterior. Yo le miraba irse, extrañado al ver como
se hacía tan chiquito al alejarse por la calle. El regreso era una fiesta de
caramelos, botellitas de esencia de diversos licores y el acohol necesario que
más tarde mi abuela prepararía, invitándome naturalmente. El día de cobro de la
jubilación era un gran día
Ale Nogueira
Había una vez una gota de agua viajera, tanto que iba del
mar a las nubes de allí a la nieve de las montañas, luego por los arroyos y
ríos elegía entre lagunas o el océano. Muy líquida ella.
Celia Ana Bone Artigas
Había una vez una mujer creativa con una página maravillosa
y 737 miembros que la alentarían a publicar un libro con sus historias....
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