9 jul 2013

440-449

Andrea Sirota
Había una vez un día felíz de cumpleaños felíz.
Con globos de colores y torta.
Pero antes había que limpiar y ordenar toda la casa.

Lubenica Disfot
Había una vez una noche de confesión: nunca antes vi ojos hinchados, llenos como bombitas de agua, ojos dormidos, de tristeza acumulada. Nunca antes viví en camas de madera. Dormir con estas pocas ganas, secando la piel, los poros llenos de amor. Nunca antes reviví por un abrazo. 
Enjuago el corazón, lo doblo, lo cuelgo al sol, al lado el ciruelo florecido.
Se desbordó el latón, Y no tengo secaropas, secacorazones...

Elizabeth Wojnarowicz
Había una vez dos mujeres un poco locas que hacían cosas locas como darle abrazos a mujeres desconocidas que estaban pasando por momentos difíciles. Las invitaban a sonreír y a tener esperanza porque después de la tormenta siempre sale el sol. Ellas obtenían un gran premio: se llenaban de energía y alegría cada vez que lograban su cometido. Hay un libro rosa que se llama QUERIDA MAMA MIA que cuenta muchas historias de este tipo y son re-divertidas.

Carmen Avendaño
Había una vez unos que se encontraron para ser otros.

Patricia Gandaria
Había una vez un grito que vivía encerrado en la garganta de una persona. Un día decidió salir, y rompió, además del silencio, la promesa esa de "para toda la vida"...

Patricia Gandaria
Había una vez una vaca fiel, muy pero muy fiel. Y en el rancho, la gente se preguntaba por qué uno de los toros no tenía cuernos.

Pepe Fainberg
habia una vez un muchacho de unos 10 anios que queria ser mecanico de autos. se pasaba las tardes bajo su cama, haciendo como que le reparaba un motor. tambien dibujaba las herramientas en papeles que le sacaba a su mama del escritorio. ese muchacho crecio y no fue mecanico sino ilustrador. tanto dibujo herramientas que al final el talento le salio por ese lado. eso si, la cama que aun queda en la casa de su mama tiene un motor mejor afinado que una ferrari. sino preguntenle a Luisa Wiener
Pepe Fainberg
habia una vez un catarismo oblicuo. era tan pero tan oblicuo que los magos para tocarlo debian ponerse en un angulo cuadratico de 38 grados. cierto mes de torrenciales botafogas, la oblicuidad se le transformo en verticalidad lo que produjo que los magos tuvieran que tocar acolastrados. desde entonces se escuchan por laderas y montanias ronquidos unilaterales. es que muchos magos en esa posicion, se duermen....

Pepe Fainberg

Habia una vez un ciclista de nombre Ianai, al que por su forma de pedalear le decian "el suave". Una obscura noche de agosto cuando se dirigia Ianai pedaleando a su casa, se allo perdido por la zona de la Villa 31.

Debo haber virado mal en la calle Cochabamba, penso Ianai. En ese momento sono a sus espaldas un descomunal "BEEEEERRRRRPPPPPP". Dandose vuelta Ianai percibio entre las sombras a la silueta de un bipedo de dos metros diez de altura que le miraba con ojos amarillos mientras sostenia en su mano derecha un choripan a medio morder.

- Disculpe usted, buen hombre - dijo Ianai - pero me encuentro perdido en esta zona. Sabria como puedo volver hacia la calle Cochabamba?
El bipedo se espanto dos escolopendras y algunos somorgujos, y acercandose a Ianai a menos de dos centimetros le espeto con un terrible aliento a vino - Shi uste she dignah, shenio, sighame que dehshde el proshimo pasahje le indhico...

La luna se escondio avergonzada.

Desde esa espeluznante noche, a Ianai , por su forma de pedalear le dicen "el aspero"...