9 jul 2013

29-38

29 Ines Olmedo
había una vez una página en blanco que le tenía miedo a las palabras y a los dibujos, y andaba esquivando lápices y plumas, blanca y silenciosa. Con los años se fue poniendo amarillenta y reseca, pero seguía orgullosamente escapando de poetas y de artistas, desnuda y llena de posibilidades. A medida que pasaba el tiempo se sentía cada vez más más importante y llegó a pensar que sólo valdría la pena renunciar al vacío si se encontraba con un poeta que la mereciera de veras, capaz de escribir sobre su piel un poema capaz de encender al mundo. Una noche de invierno fue a dar a la bohardilla helada de un príncipe que azul, tiritaba de frío, con una pluma en la mano. Se hizo ver, dejó que los delgados dedos la acariciaran. El la arrugó, le dio forma de flecha y le acercó un fósforo. Las llamas pintaron ocres y sombras sobre la hoja y cálidos anaranjados sobre las palmas del príncipe azul. Esa noche el crepitar de ella consumiéndose sonó a canción en los oídos del príncipe, que con el alma encendida decidió nunca más escribir y dedicarse al negocio familiar de la guerra y la exportación de dragones.

Sergio Daniel Gindel
Ya que estamos mi primer divague de la noche....
Había una vez que se encontró con otra, pero esa fue otra vez.....malo no ? :)

A Miguel Kertesz Montevideo
Estiré la mano y toqué la superficie. Una ranita se posó en mi dedo verde. Estiró su lengua y la enrolló sobre el mosquito. Éste dejó caer su gota de sangre.

Mariela Valderrama Díaz
Habia una vez... un debut ilusionado y una despedida que se apuró en llegar

Javier CG
Había una vez ?

Wada Vazquez
Había una vez una esperanza, murió última, por tanto sola y no hubo nadie que la llorara.

Mariela Valderrama Díaz
Había una vez... un pasado que insistía en ser presente, muchos dijeron que eso no tenía futuro...

Maga Uruguaya
Había una vez...alguien que cerró la puerta y se tragó la llave. Cuántas veces buscamos fuera lo que tenemos dentro.

Maga Uruguaya
Había una vez una mujer que cada mañana sumergía la cabeza en salmuera para librarse de los sueños sucios.

Alicia Martínez Robaldo
NARICES, MENTIRAS Y VERDADES.
Había una vez un niño llamado Pinocho, a quien le había crecido muuucho la nariz, de haber mentido tanto.
Otra vez (diferente a la del principio), pasó frente a su casa el señor Cyrano de Bergerac.
Pinocho quedó impactado por su enorme nariz.
"No soy el único" -pensó-. Confirmando -en principio- la veracidad de uno de los factores curativos de la experiencia grupal, según Yalom, que se puede resumir en la máxima de Palito Ortega "A mí me pasa lo mismo que a usted".
El niño lo detuvo y le dijo: - Señor, señor, le puedo hacer una pregunta? (Lo mentiroso, no quita lo cortés).
- Claro, niño, pregunta, qué quieres saber? Contestó Cyrano -que era recontra cortés- al tiempo que hacía una reverencia con su gran sombrero.
- Ud. ... es tan narigón por haber mentido muuucho?
- No, pequeño -contestó el caballero- al contrario. Yo me veo obligado a mentir, por ser tan narigón.
Pinocho quedó perplejo ante tal respuesta. Las enseñanzas de su padre, todo su mundo se desmoronaba...
A menos que...