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Había una vez todas las decisiones
tomadas, el mundo murió de aburrimiento.
Había una vez varios pasos. 12 se fueron a AA, 3 se fueron a estacionar
un auto y el resto se quedaron quietos y se convirtieron en nolohices.
UNO DE PIOJOS (Verídico):
Había una vez una niña, de 5 años, jugando
tranquilamente en la plaza, trepada a un murito, haciendo como si éste fuese un
caballito.
Se acerca otra niña en una bicicleta y le dice:
"Yo tengo bici y vos no".
A lo que nuestra protagonista le responde: "A mi
que me importa, yo tengo piojos y vos no".
Una genia, mi hija!
Había una vez una cosa y luego apareció
una otra. Pero... luego apareció un político que las usaba indistintas y hasta
mezcladas, como ejemplos para no centrarse en la verdad. Dejó a muchísima gente
confundida hasta el punto de creerle un patriarca de la paz.
Había una vez un porro, un pensamiento
profundo, un descubrimiento único, una verdad absoluta, un argumento
irrefutable y una frase inspiradísima.
Al día siguiente... ya no había nada.
Había una vez una frustración que se
enamoró de un nomeolvides y dieron a luz a un hermoso rencorcito.
Había una vez una mujer que amaba a un
sapo y su mayor temor era que su amado pudiera convertirse en príncipe.
Había una vez siete mujeres en edad
reproductiva y completamente sanas; tres más, impedidas para siempre por la
radiación; y una niña contrahecha y con las horas contadas. Había —¡también esa
vez!— un varón estéril y frustrado. Los doce se acompañaban, en sus
particulares desolaciones, alrededor de la tumba del último hombre fertil sobre
la faz de la tierra —progenitor de la mitad de los presentes.
Unos años después... ¡como si nunca hubiera habido!
Había una vez un trío de depresivos
tigres cansados de decirle al mundo que en realidad ellos eran carnívoros y
nunca comieron trigo.