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Había una vez una perdíz y un sapo
que se adentraron en el arte del kama sutra.
Pero nadie sabe como esto terminó.
Había una vez Ina.
Y una vecina me contó que una vez Ina fue su vecina.
Desde ese día me pregunto si alguna vez Ina habrá sido
mi vecina...
Había una vez un hombre que amaba a una
mujer, y era único porque todos los demás amaban a muchas.
había una vez un dolor acústico que se
quedó en tu piel como viviéndome
Había una vez una felicidad común que
pensaba seriamente en montarse un templo a ver si la gente finalmente creía en
ella.
Había una vez un concurso de patinaje
mental en parejas. Las ganadoras como siempre fueron las ideas inútil y
dolorosa.
Había una vez un tintero que murió de
indigestión porque todos le dejábamos nuestras cosas por decir.
Cuento cansado
Había una vez un tipo que estaba muuuy cansado... taaan
pero taaaaan cansado que no podía cerrar el facebook e irse a acostar. Y así
siguió, tecleando durante horas, hasta que amaneció.
Y colorín colorado, este cuento aun no se ha terminado
(porque si se hubiera terminado no estarían leyendo ahora este párrafo, que
claramente no aporta nada al cuento; en realidad lo único que hace es anular el
ya de por sí escaso interés que pudiera tener párrafo anterior).
Había una vez una casa que fue demolida
y un hombre que todos los días pasaba a mirar las cicatrices de su hogar
tatuadas en los muros vecinos.
Había una vez un tren fantasma en un
parque sobre el mar, que ya era memoria colectiva de generaciones y
generaciones de uruguayos y seguía allí intacto! Ojalá no se transforme en
cuento.