210-219
Había una vez una noche de luna llena,
igualita a esta. Una niña pequeñita mirando por la ventana, le dice a su madre:
¿Mamá sabés que come la luna? La luna come cielo.
Había una vez un esperanza
chiquita....Todos decían,que era mala,que no debía existir,que su propietario/a
debía desalojarla de su departamento en el corazón. Nadie quería que se
quedara,ni el mundo,ni lo sabios.Pero ella seguía allí sonriendo y anunciando
auroras hermosas,palabras de amor,abrazos,besos y atardeceres dorados. Y seguía
allí,decorando su casa tan campante. Parece que el dueño no le cobra alquiler.
Había una vez un piojo tan grande pero
tan grande en la cabeza del niño, que no pasaba por el peine fino y se salvó.
La madre y el niño se apiadaron y lo adoptaron. Le pusieron Eduardo. Era uno
más de la familia. Dormía dentro de la casa y usaba collar. Aprendió a dar la
patita. Cuando el niño jugaba al Minecraft, el piojo, aburrido, se sentaba en
su hombro y conversaba con los piojos salvajes de la nuca para entretenerse.
Nunca se animó a hablarles del holocausto del Nopucid y el peine fino. Flor de
crápula, el Eduardo.
(cuentimio testimonial)
Había una vez una luna que no se quería
ir. Ahí seguía en la mañana siguiente, asomada a la ventana oeste, translúcida
y congelada. Entrar, no la dejé, pero le puse un platito de leche.
Había une vez un olmo que regaló una
pera.
Había una vez un maestro que contagió
el espíritu sindical a sus dormidas compañeras. Se transformó en un referente y
logró escalar en las esferas (cosa difícil si las hay, escalar esferas) y así
lograr los objetivos soñados por toda la asociación de dormidas adherentes. Una
vez dentro ( hablamos de esfera,¿ verdad?) el maestro parecería ser que perdió
las referencias o de alguna manera algo cambió o quizás él cambió, y cambió y
cambió... aquellas necesidades por la complacencia. O quizás no cambió y ese
fue siempre su objetivo, eso no lo sabremos nunca. El caso hoy es que aquellas
dormidas adherentes se transformaron en activas portavoces del reclamo
salarial, se independizan de la actitud paternalista de viejos dirigentes y
castigan la traición desafiliándolos del gremio. Enseñar siempre ha sido una
actividad de riesgo.
Había una vez una estatua que se
convirtió en gemido, un amor inexistente y un hombre distraído.El ruido de la
sal lo despertó.Era tarde, la estatua lo había derretido
Había una vez una pareja muuuuy rayada.
Ella se llamaba Cebra y él Tigre. Quedaron consternados al ver a su vástago
lleno de lunares.
Había una vez un libro muerto en la
estantería, era un libro nuevo que nunca nadie abrió.
Había una vez un grupo de facebook
donde uno podía contar sus cuentos
todo el día y toda la noche.
Y ésto generaba elevados niveles
de adicción.