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Había una vez un hombre que, luego de
casarse, dejó de ser perturbado nunca más por la belleza de ninguna otra mujer
aparte de su esposa.
Había una vez una niña que había
recibido uno de sus mejore regalos…el mono “maní”. Nombre que hacía tributo a
la nariz del muñeco. Un día la niña distraída se lo deja olvidado en la puerta
de su casa, cuando regresa…el mono ya no estaba. La niña muy triste se lo
cuenta a su madre, quien le dice que si lo desea muy pero muy fuerte su regalo
seguramente aparecerá.
Pocos días después, mas precisamente el 6 de enero, encuentra
un regalo en el árbol, lo abre…y era su mono “maní”!! la niña feliz lo abraza
fuertemente!!!.
(lo parió que hacían malabares los reyes antes no??!!)
Había una vez un hombre solo, que vivía
en la montaña. Su amada murió siendo ambos muy jóvenes. El se tatuó alas de
ángel en la espalda y permaneció virgen... hoy es uno de los seres más bellos
de este planeta...
Había una vez un asesino que tenía
muchas formas de matar, una era de olvido.
Había una vez una niña muy pobre a la
que nunca le habían festejado su cumpleaños.
Un año, su padre decidió -con gran esfuerzo- hacerle
una fiesta, a la que irían todos los niños del barrio. Ese día, el padre lo
pasó haciendo sandwiches "como de confitería" (decía él) y su madre
limpiando y organizando la casa.
A la hora indicada, la niña esperó y esperó, caminando
de una esquina a la otra de la cuadra, pero nadie acudió a su fiesta. Nunca
supo porqué. Ella se entristeció mucho por todo el trabajo que había pasado su
padre, y la ilusión que le hacía a él darle esa fiesta. Más tarde, siendo ya
una mujer, mientras confeccionaba las tarjetitas de invitación para el
cumpleaños de sus hijos, se le ocurrió que tal vez, a su padre se le había
olvidado hacer la invitación a la fiesta, de tan ocupado que estaba con los
sandwiches...
Había una vez una vejiga que sacó hora
para el médico a la hora del partido de Uruguay.
había una vez una nena que vovió a su
casa con una mariposa verde en la cara, pero cuando abrió la puerta se encontró
con la noticia de que el MAR no estaba en la casa. ¡qué difícil fue sacar la
mariposa! jabón, cremas, quedaba su rastro. Días después el MAR se había
convertido en cielo. La mariposa desapareció dando sus últimos aleteos, pero el
MAR aún no se va de su rostro
En estos dias les contare que hubo una
vez una muchacha que bailaba dentro de si. Necesito unas horas mas. La vi este
martes en su fuga al exterior. Medita, respira, y al fin sale para ver, para
vernos. La envoltura se hace una, y ya no es ella la que baila, sino que “eso”
lo hacía por ella.
Había una be que conoció a una ve, y
tuvieron una doble ve. Entonces b pidió un ADN.
Había una vez una culpa tan gorda que
inmovilizaba, la acompañaban varias culpitas que la alimentaban y reverenciaban
y hasta querían asemejarla en corpulencia, aconteció una gran crisis que acabó
con esta tiránica monarquía, la resplandeciente democracia mental ya no
alimentó a estas parásitas que hoy andan por ahì, flacas y deslucidas
mendigando pecados y religiones.